Enfermedades mentales representadas en monstruos
Siempre me han fascinado los proyectos de ilustraciones que llevan los conceptos incorpóreos al plano de lo material, dotándolos de forma, tamaño e incluso un rostro. Recuerdo que cuando era un niño la única enfermedad mental que conocía era la locura. Es decir, o eras un “loco de remate” o simplemente un individuo normal y punto. Sin embargo, a medida que fui creciendo (y que la medicina avanzó) he aprendido que eso que conocía como “locura” realmente no es más que una generalización de una multitud creciente de enfermedades mentales, cada una con definición y tratamiento propio.
Depresión, anorexia nerviosa y ansiedad son solamente algunos de estos problemas cuyo tratamiento puede representar la diferencia entre una vida miserable y una vida digna. Sí, he dicho vivir, pues los trastornos psicológicos deterioran a las personas hasta que simplemente sienten deseos por dejar de vivir. Y en algunos casos eso sucede de forma literal.
Las ilustraciones que siguen a continuación, pertenecientes a una serie titulada “Real Monsters” de Toby Allen, son una representación gráfica en forma de tarjeta que otorga a diversas enfermedades mentales una forma y un rostro.
Un parásito asesino. De una forma vigorosa mata a sus víctimas de adentro hacia afuera. Este monstruo es casi invisible, gracias a su cuerpo translucido, pero hace sombra en aquellos que habita provocando que la víctima tenga una visión distorsionada de sí misma. Manipulará y controlará a la víctima, convenciéndola de mantener un cuerpo esbelto como un pluma y restringiendo cualquier tipo de entrada de alimento que considere extra.
El objetivo de este monstruo es hacer que la víctima se destruya mermando su salud física y mental. Sin embargo, el máximo poder de este monstruo es una secreción que otorga a la víctima el poder de esconder cualquier señal de su presencia.
El monstruo de la ansiedad es lo suficientemente pequeño como para sentarse en los hombros de la víctima y susurrarle cosas a su inconsciente, como pensamientos de temor y preocupaciones irracionales. El monstruo de la ansiedad es débil en comparación con los demás pero es uno de los más comunes y más difíciles de erradicar.
Frecuentemente portan pequeños objetos relacionados con la ansiedad de la víctima, como relojes que representan el miedo irracional a las cosas que nunca sucederán. Nadie jamás ha visto el rostro del monstruo de la ansiedad pues siempre lleva como máscara un cráneo.
El monstruo de la bipolaridad en realidad se compone de dos conciencias opuestas luchando por tener el control sobre un cuerpo. Una consciencia expresa un estado permanente de manía, sintiéndose muy agitada e hiperactiva, mientras que la otra vive en un estado permanente de depresión. Frecuentemente, solo una personalidad tiene control sobre determinado periodo, mientras que la personalidad oculta lucha para tomar el control.
Emplean feromonas para intentar dominar el cuerpo compartido, influenciándolo por el medio que lo rodea y pasando su estado dominante a la víctima. Se trata de un monstruo muy ágil, realmente complicado de identificar.
El monstruo de la depresión flota indefinidamente en todas partes, cubriendo sus ojos para hacerse invisible ante el resto del mundo. Debido a esto suele chocar con otros monstruos y personas constantemente, aumentando su dolor cada vez más.
Su único alivio es enredar su cola alrededor de la víctima y transmitirse su depresión. La víctima ignora su presencia pero siente el peso y pasa a nutrir su estado de depresión. Mientras tanto, el monstruo absorbe cualquier emoción positiva de su huésped hasta que se llena y pasa a la siguiente víctima.
El monstruo de la esquizofrenia es una criatura especialmente maligna que manipula a sus víctimas y las obliga a hacer su voluntad. Se vale de gases alucinógenos secretados por sus poros para influir sobre el individuo. Como consecuencia de su poderosa habilidad, la víctima se relaciona con el monstruo escuchando una voz en su subconsciente.
Este monstruo frecuentemente se encuentra acompañado por otros monstruos poderosos como la paranoia, donde la esquizofrenia siempre toma su papel autoritario, como el líder de la banda. Raramente son vistos pues gustan de ocultarse en las sombras.
El monstruo de la fobia social pasa la mayor parte de su vida en el subsuelo o en áreas remotas. Debido a esto su piel es de un color pálido y tiene un aspecto anémico, pero está cubierto por una gruesa capa que sirve como un innecesario mecanismo de defensa. Pertenece a la misma familia que la ansiedad y la paranoia, pero con una apariencia muy diferente debido a su estilo de vida.
El monstruo pasa gran parte de su tiempo en hibernación, pero proyecta su aura en los huéspedes humanos, con la esperanza de vivir una vida que jamás tendrá. En este proceso, el monstruo transmite toda su ansiedad y miedo a la víctima, y los dos pasan a compartir sentimientos irracionales.
El monstruo del insomnio es una criatura juguetona que nunca descansa. Siempre está en búsqueda de un compañero de juego, una víctima en el medio de la noche a la que mantener despierta mientras satisface su sed de aburrimiento. Comúnmente la víctima pasa a tener poco o ningún sueño, mientras el insomnio invita y anima a otros monstruos para que se unan al juego.
Si el monstruo encuentra a su compañero dormido, le jugará diversas bromas perversas. Puede inducir un terror nocturno a través de su cola humeante. Puede causar apnea enrollándose sobre el cuello de la víctima. O puede paralizar a su objetivo sentándose en su pecho.
El monstruo del Límite de la Personalidad es uno de los más delicados y probablemente uno de los más siniestros. Se juntan en grupos en torno a sus víctimas y emplean feromonas para alterar sus emociones antes de pasar a alimentarse de ellas. Hacen verdaderos festines con cualquier emoción, pero les encanta la depresión.
El monstruo está constituido casi en su totalidad por hielo puro y cristalino, lo que lo hace invisible. Apenas la hoja de su cola puede verse a simple vista. En determinado momento, cuando el monstruo se alimenta demasiado de una emoción cualquiera, puede sobrecargarse y explotar en miles de pedazos, como el vidrio.
Este monstruo es un cruel manipulador de marionetas que emplea el miedo para controlar a su víctima. Simplemente golpea su báculo en el suelo y se vale de patrones y varios ojos para hipnotizar a su víctima, fabricándole una intensa y angustiante obsesión que los huéspedes satisfacen para librarse momentáneamente de él. Las víctimas desarrollan compulsiones por repetir tareas o acciones mentales para reducir temporalmente el miedo.
El monstruo casi nunca puede verse, pero siempre está presente. Incluso llega a manipular a otros monstruos como la ansiedad y la depresión, con el fin de evitar alejarse de la víctima.
El monstruo de la paranoia usa sus enormes orejas para revisar las áreas donde se encuentra y detectar cualquier actividad. Irónicamente, las orejas de este monstruo son prácticamente inútiles gracias a un cartílago deforme y a su grueso pelaje. Por eso los sonidos siempre le resultan confusos y sordos, lo que provoca que el monstruo siempre escuche cosas erradas, transmitiendo esa información a la víctima.
Se alimenta de sentimientos como la ansiedad y el miedo y, con la ayuda de otros monstruos, hace creer a la víctima que es perseguida por algo que no está allí.
El monstruo del estrés postraumático pertenecía a una noble raza de guardianes que se corrompieron por la dolorosa y desconocida malevolencia. Rotos y solos, apenas restaba una sombra de lo que algún día fueron. Se hicieron adictos al miedo y a los traumas.
Los monstruos pueden encontrarse acechando las zonas de guerra y los desastres naturales. Buscan individuos que han pasado por un gran trauma para traerles siempre aquel doloroso recuerdo. Este monstruo es parte de la misma familia que el monstruo de la ansiedad.
Depresión, anorexia nerviosa y ansiedad son solamente algunos de estos problemas cuyo tratamiento puede representar la diferencia entre una vida miserable y una vida digna. Sí, he dicho vivir, pues los trastornos psicológicos deterioran a las personas hasta que simplemente sienten deseos por dejar de vivir. Y en algunos casos eso sucede de forma literal.
Las ilustraciones que siguen a continuación, pertenecientes a una serie titulada “Real Monsters” de Toby Allen, son una representación gráfica en forma de tarjeta que otorga a diversas enfermedades mentales una forma y un rostro.
Anorexia nerviosa.
Un parásito asesino. De una forma vigorosa mata a sus víctimas de adentro hacia afuera. Este monstruo es casi invisible, gracias a su cuerpo translucido, pero hace sombra en aquellos que habita provocando que la víctima tenga una visión distorsionada de sí misma. Manipulará y controlará a la víctima, convenciéndola de mantener un cuerpo esbelto como un pluma y restringiendo cualquier tipo de entrada de alimento que considere extra.
El objetivo de este monstruo es hacer que la víctima se destruya mermando su salud física y mental. Sin embargo, el máximo poder de este monstruo es una secreción que otorga a la víctima el poder de esconder cualquier señal de su presencia.
Ansiedad.
El monstruo de la ansiedad es lo suficientemente pequeño como para sentarse en los hombros de la víctima y susurrarle cosas a su inconsciente, como pensamientos de temor y preocupaciones irracionales. El monstruo de la ansiedad es débil en comparación con los demás pero es uno de los más comunes y más difíciles de erradicar.
Frecuentemente portan pequeños objetos relacionados con la ansiedad de la víctima, como relojes que representan el miedo irracional a las cosas que nunca sucederán. Nadie jamás ha visto el rostro del monstruo de la ansiedad pues siempre lleva como máscara un cráneo.
Trastorno bipolar.
El monstruo de la bipolaridad en realidad se compone de dos conciencias opuestas luchando por tener el control sobre un cuerpo. Una consciencia expresa un estado permanente de manía, sintiéndose muy agitada e hiperactiva, mientras que la otra vive en un estado permanente de depresión. Frecuentemente, solo una personalidad tiene control sobre determinado periodo, mientras que la personalidad oculta lucha para tomar el control.
Emplean feromonas para intentar dominar el cuerpo compartido, influenciándolo por el medio que lo rodea y pasando su estado dominante a la víctima. Se trata de un monstruo muy ágil, realmente complicado de identificar.
Depresión.
El monstruo de la depresión flota indefinidamente en todas partes, cubriendo sus ojos para hacerse invisible ante el resto del mundo. Debido a esto suele chocar con otros monstruos y personas constantemente, aumentando su dolor cada vez más.
Su único alivio es enredar su cola alrededor de la víctima y transmitirse su depresión. La víctima ignora su presencia pero siente el peso y pasa a nutrir su estado de depresión. Mientras tanto, el monstruo absorbe cualquier emoción positiva de su huésped hasta que se llena y pasa a la siguiente víctima.
Esquizofrenia.
El monstruo de la esquizofrenia es una criatura especialmente maligna que manipula a sus víctimas y las obliga a hacer su voluntad. Se vale de gases alucinógenos secretados por sus poros para influir sobre el individuo. Como consecuencia de su poderosa habilidad, la víctima se relaciona con el monstruo escuchando una voz en su subconsciente.
Este monstruo frecuentemente se encuentra acompañado por otros monstruos poderosos como la paranoia, donde la esquizofrenia siempre toma su papel autoritario, como el líder de la banda. Raramente son vistos pues gustan de ocultarse en las sombras.
Fobia social.
El monstruo de la fobia social pasa la mayor parte de su vida en el subsuelo o en áreas remotas. Debido a esto su piel es de un color pálido y tiene un aspecto anémico, pero está cubierto por una gruesa capa que sirve como un innecesario mecanismo de defensa. Pertenece a la misma familia que la ansiedad y la paranoia, pero con una apariencia muy diferente debido a su estilo de vida.
El monstruo pasa gran parte de su tiempo en hibernación, pero proyecta su aura en los huéspedes humanos, con la esperanza de vivir una vida que jamás tendrá. En este proceso, el monstruo transmite toda su ansiedad y miedo a la víctima, y los dos pasan a compartir sentimientos irracionales.
Insomnio.
El monstruo del insomnio es una criatura juguetona que nunca descansa. Siempre está en búsqueda de un compañero de juego, una víctima en el medio de la noche a la que mantener despierta mientras satisface su sed de aburrimiento. Comúnmente la víctima pasa a tener poco o ningún sueño, mientras el insomnio invita y anima a otros monstruos para que se unan al juego.
Si el monstruo encuentra a su compañero dormido, le jugará diversas bromas perversas. Puede inducir un terror nocturno a través de su cola humeante. Puede causar apnea enrollándose sobre el cuello de la víctima. O puede paralizar a su objetivo sentándose en su pecho.
Límite de la Personalidad.
El monstruo del Límite de la Personalidad es uno de los más delicados y probablemente uno de los más siniestros. Se juntan en grupos en torno a sus víctimas y emplean feromonas para alterar sus emociones antes de pasar a alimentarse de ellas. Hacen verdaderos festines con cualquier emoción, pero les encanta la depresión.
El monstruo está constituido casi en su totalidad por hielo puro y cristalino, lo que lo hace invisible. Apenas la hoja de su cola puede verse a simple vista. En determinado momento, cuando el monstruo se alimenta demasiado de una emoción cualquiera, puede sobrecargarse y explotar en miles de pedazos, como el vidrio.
Obsesivo compulsivo.
Este monstruo es un cruel manipulador de marionetas que emplea el miedo para controlar a su víctima. Simplemente golpea su báculo en el suelo y se vale de patrones y varios ojos para hipnotizar a su víctima, fabricándole una intensa y angustiante obsesión que los huéspedes satisfacen para librarse momentáneamente de él. Las víctimas desarrollan compulsiones por repetir tareas o acciones mentales para reducir temporalmente el miedo.
El monstruo casi nunca puede verse, pero siempre está presente. Incluso llega a manipular a otros monstruos como la ansiedad y la depresión, con el fin de evitar alejarse de la víctima.
Paranoia.
El monstruo de la paranoia usa sus enormes orejas para revisar las áreas donde se encuentra y detectar cualquier actividad. Irónicamente, las orejas de este monstruo son prácticamente inútiles gracias a un cartílago deforme y a su grueso pelaje. Por eso los sonidos siempre le resultan confusos y sordos, lo que provoca que el monstruo siempre escuche cosas erradas, transmitiendo esa información a la víctima.
Se alimenta de sentimientos como la ansiedad y el miedo y, con la ayuda de otros monstruos, hace creer a la víctima que es perseguida por algo que no está allí.
Estrés postraumático.
El monstruo del estrés postraumático pertenecía a una noble raza de guardianes que se corrompieron por la dolorosa y desconocida malevolencia. Rotos y solos, apenas restaba una sombra de lo que algún día fueron. Se hicieron adictos al miedo y a los traumas.
Los monstruos pueden encontrarse acechando las zonas de guerra y los desastres naturales. Buscan individuos que han pasado por un gran trauma para traerles siempre aquel doloroso recuerdo. Este monstruo es parte de la misma familia que el monstruo de la ansiedad.
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